- El DANE y el Gobierno Nacional informaron con bombos y platillos por todos los medios de comunicación, hablados y escritos, que el desempleo promedio anual se había reducido entre 2013 y 2014, al pasar del 9,6% al 9,1%. Lo que se olvidó mencionar, o muy probablemente se trató de pasar por alto, es que la cifra entre diciembre de 2013 y diciembre de 2014, que es la que acostumbra citar en los informes sobre desempleo anual, arrojó un resultado muy diferente: resultó en un aumento real, al pasar del 8,4% al 8,7%. El Gobierno y el DANE manipularon la cifra, resaltaron aquella que les favorecía o que juzgaron conveniente a la gestión gubernamental, y soslayaron, la que a pesar de ser la tasa de referencia, no les resultaba conveniente a sus intereses. Y eso, sin tener en cuenta el crecimiento exponencial del empleo informal. (1)
- A propósito de este último, y de las espantosas recomendaciones, (¿o deberíamos más bien escribir de las imposiciones?) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE, dos evidencias dejan al descubierto las razones reales que explican la difícil situación financiera del régimen pensional colombiano:
- Menos del 30% de la población colombiana económicamente activa logra cotizar a pensiones por un término mayor a 9,6 años. Para obtener una pensión se requiere a la fecha no menos de 1300 semanas cotizadas, es decir, unos 25 años de cotización. La razón de esta situación se origina en la inestabilidad laboral y claro, en la informalidad, caracterizada por la mínima creación del valor originada en la actividad desarrollada, carencia de contrato laboral, pésimo ingreso y falta de aportes a los regímenes de salud, cajas de compensación, ICBF y, claro, al pensional. Y eso que para colmo, sólo 6 de cada 10 trabajadores formales, tienen alguna probabilidad de obtener la pensión, algún lejano día de su vejez (2).
- La corrupción rampante, o de otra manera, la apropiación de los recursos por sus administradores y los detentadores del poder político. Ningún sistema pensional puede ser viable en esas condiciones, incluso ni siquiera elevando al infinito positivo las edades de jubilación, ni disminuyendo al infinito negativo la tasa de reemplazo o niveles de pensión o mesadas pensionales. (3 y 4)
- Algunas cifras más para comparar la situación económica y social de los países del grupo de la OCDE (organización a la que pretende el gobierno afiliarnos) y Colombia. En esos países el gasto público social alcanza a ser en promedio del 21,9% del PIB (Producto Interno Bruto), en Colombia apenas es el 13,7%. El coeficiente Gini – utilizado para medir el nivel de desigualdad en la distribución del ingreso – que en esos países es del orden del 0,31, en Colombia llega al 0,53. Téngase en cuenta que mientras más cerca a uno, +1, se halle el índice o coeficiente, mayor es la desigualdad en el ingreso. (5)
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